Bien escaso en esta época que nos ha tocado vivir. El Diccionario de la Real Academia dice ser elegante de: dotado de gracia y sencillez, airoso bien proporcionado, buen gusto.
La elegancia se extiende a la forma de expresión, de vestir, de moverse… El refranero español afirma “en la mesa y en el juego se conoce al caballero”. Lo más difícil es ser elegante en los malos momentos, saber llevarlos con dignidad. Aunque también en los días felices uno puede perder los papeles.
Ahora ejemplos sobre lo que no es elegante:
Los tacones de más de 7 cm a los que es muy aficionada nuestra Princesa.
Hace poco me invitaron a una cena y el anfitrión pasó la velada hablando de lo que había trabajado preparando los platos, explicando cómo los había hecho y la gran cantidad de dinero que había gastado. Nunca hay que convidar con la intención de epatar. Cuando invitemos debe ser algo sencillo, lo que no quiere decir que esté bueno y bien presentado, siempre habrá que plantearse que nuestros invitados puedan corresponder. Recomiendo La pila de recetas, una web que acaba de empezar, pero que promete. Y la de Sesé San Martín . Como todo es necesario aprenderlo, me permito recomendar el libro “Invitar en casa es fácil”.
Ahora algo sobre lo que nadie comenta, esas caras “tuneadas”. ¿Existe algo menos natural? Al final todas tienen la misma expresión. Quien parece no haberse retocado, y siempre va adecuada y con muy buen gusto es la Ministra, doña Elena Salgado.
Y esos hombres que no se han enterado que bajo techo un caballero no puede ir cubierto.
A veces las cámaras también juegan malas pasadas, ¿qué les parece que la Presidenta de la Comunidad de Madrid hable como los personajes de cualquier serie o reality de los que vemos en TV? ¡Todo se contagia!
Tampoco es elegante el tuteo, en la actualidad hay personas que si las tratas de usted casi se ofenden, no se dan cuenta que es una muestra de respeto. En la Real Academia de la Lengua, los académicos, aunque colegas, cada jueves durante la hora que se reúnen en la famosa sala de mesa ovalada y lámparas bajas, se hablan de usted. Por respeto a la Institución.
Los abogados también usamos señoría, señor, señora, y por supuesto usted, por respeto a la Institución, a las partes.
Una sugerencia a los elegantes:seguir una relación áurea o divina proporción( en el Partenón, Da Vinci…). Pero claro, no es el caso.
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