Siempre me gusta felicitar la Navidad a los hombres de buena voluntad y en especial a mis clientes con un post, pero esta vez voy con retraso y es que mis vacaciones se iniciaron con una lista de cosas pendientes (cuando el trabajo se acumula hago una lista para ir tachando lo terminado). Entre ellas tenía: una oposición a un monitorio, un recurso de vigilancia penitenciaria, una asistencia ante el Juzgado, otra en Comisaría, petición de prueba en una nulidad, escrito solicitando traslado de psicosocial, recurso de apelación penal… No sigo para no aburrir.
Así que deseo ¡unos días felices en familia! Quienes hemos cumplido años, recordamos a los que ya no están con nosotros, yo los imagino en el cielo celebrando jóvenes y como están en esas fotos en blanco y negro: mi madre con su rizada melena rubia y sus ojos azules ¡que ya quisieran muchas artistas ser la mitad de guapas! Mi padre que era un deportista y además un intelectual que amaba el Derecho y lo estudió hasta sus últimos días. Seguro que allí arriba tiene una biblioteca con miles de ejemplares a su disposición. Mi abuela, una mujer inteligente y adelantada a su época. Durante la guerra supo proteger a su familia, hasta que enfermó y casi deja la vida en el intento. Su debilidad eramos los nietos, para ella éramos los más guapos, listos, buenos… ¡no había discusión sobre este particular! Un recuerdo especial para mi amiga y compañera, Belén, que nos dejó tan jóven, y que cuando estaba ya muy enferma bromeaba: “como soy cursi quiero en el cielo algo barroco y rococó”. Seguro que tienes un palacio lleno de brocados, espejos, alfombras… Eso sí, me invitas a comer en cuanto llegue que no me quiero perder la maravilla que tendrás allí, porque tu casa de aquí, era una preciosidad.