Defienden lo indefendible,

La dirección federal permite que siga su «número 2» pese a estar condenada por prevaricación.

Para solucionar un problema, el primer paso es reconocerlo. En estos días se comenta en todos los medios: la crítica situación que atravesamos, el gasto desmesurado del Ayuntamiento de Madrid, el problema del Aium, caso Faisán… Me asombra la defensa que hace cada partido político de los suyos, intentando sacarles la cara, en vez de pedirles cuentas, supongo que para no perder votos que es el objetivo prioritario.

¿Qué haría el Presidente de una Empresa a la que su gerente la hubiera endeudado hasta la ruina? La respuesta no la escribo, porque todos la conocemos. O ese mismo Presidente, ¿qué postura adoptaría si tuviera a miembros de su personal imputados o condenados?

El debate por ejemplo con el tema, Ayuntamiento de Madrid, se centra en si se deben vender edificios o no. Pero dicho debate se debería centrar en si se debería cesar al Sr. Gallardón. Su propio partido debería planteárselo. Lo mismo, respecto de si Zapatero debe dejar la Presidencia. Uno debe limpiar su casa y no preocuparse de la del vecino. Los políticos se mueven por vamos a criticar a los otros y a defender lo que debería ser condena, en un afán de tapar miserias.

Los españoles somos personas adultas y sabemos que caraduras, amigos de lo ajeno, aprovechados, irresponsables… Crecen por doquier, pero precisamente por ello, los dirigentes políticos deberían sentarles la mano, y no dolerles prendas reconocerlo. Lo otro supone extender una cortina de humo que los pone en evidencia. Y si están ciegos, peor para nosotros. Recuerdan la parábola, “Y si un ciego guía a otro ciego los dos caerán al hoyo”.